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El corpus canónico del Vedanta

El Corpus canónico sobre el cual se funda la doctrina de las diferentes Escuelas del Vedanta, se llama « el triple Canon del Vedanta » (Prasthana-traya), porque tiene tres categorías de estos: 

- Los Upanishads.
- La Bhagavad-Gîta.
- Los Brahma-Sûtra.

Este último componente del corpus canónico no es una Escritura; está constituido por una serie de aforismos, atribuidos al sabio Bâdarâyana, que definen los grandes posicionamientos doctrinales del Vedanta.   
Nuestra enseñanza del Vedanta, dado que es tradicional, se basa sobre este Corpus. Esto significa que el hecho de reclamarnos del Vedanta no es, como para algunos, una referencia de tipo publicitario o de adorno, sino la expresión de la conformidad con una doctrina ortodoxa.     

- Los Upanishads.
En este Canon, sólo los Upanishads tienen el estatuto de texto Revelado (Shruti-prasthana).
La palabra Upanishads significa: « enseñanza recibida a los pies de un Maestro»; son unas « aproximaciones a lo espiritual difundidas en unos círculos íntimos ». Podemos considerarlos como una literatura específicamente esotérica y es por lo demás lo que son generalmente.
Ciento ocho Upanishads son considerados como Escrituras reveladas. El volumen de cada Upanishad es muy variable; va de una o dos páginas hasta el valor de un opúsculo. 

- La Bhagavad-Gîta.
Hay en la literatura espiritual de la India hindú un texto famoso: el Mahâbharâta, o « la Grande Epopeya  de los descendientes de Bharata ». Esta epopeya comprende 18 libros (parva) y, en el sexto libro, se encuentra la enseñanza espiritual dada por Krishna a Arjuna. Esta enseñanza es llamada la Bhagavad-Gîta, es decir « el Canto del Bienaventurado Señor ».
El conjunto del Mahâbharâta, al igual que la Bhagavad-Gîta, no tiene relación directa con la « Revelación divina » (Shruti), sino con el legado de la « memoria tradicional  » (smrti). En el pensamiento hindú, existe una distinción fundamental entre los textos tradicionales (smrti) y los Textos revelados (Shruti), es decir los Vedas (que debemos considerar como Revelados al igual que la Biblia y el Corán si no padecemos de un sectarismo intelectual estrecho). Aunque se encuentren entre los textos tradicionales unas obras divinamente inspiradas, como por supuesto es el caso de la Bhagavad-Gîta, en la inmensa literatura espiritual de la India, únicamente las escrituras Reveladas tienen una autoridad decisiva y es sobre el estudio y la exégesis de estos textos Revelados que la doctrina del Vedanta se funda.         

Numerosos son los que, entusiasmados por la enseñanza de la Bhagavad-Gîta, tienen tendencia a sobrevalorizarla, al considerarla como una Escritura al igual que los Upanishads. En este caso, se trata de una perspectiva excesiva y no vemos porque únicamente un capítulo del Mahâbharâta  debería ser considerado como una Escritura, mientras que el conjunto de la obra debería ser guardada en la categoría de «textos tradicionales». Bien es verdad que algunos van hasta otorgar el sobrenombre de «quinto Veda» al Mahâbharâta, mientras que otros hablan de «su Santa Upanishad de la Bhagavad Gîta». Pero se trata aquí de una «forma de hablar» que tiene por intención subrayar el alto valor espiritual de estos textos y que no se deben tomar al pie de la letra.
Se puede decir sin exagerar que la Bhagavad-Gîta es el texto tradicional «más importante», pero es conveniente reservarle su estatuto de «texto tradicional», y no ver en él una «Escritura sagrada».
Existe en la exigencia de una Escritura sagrada la necesidad de una absoluta fidelidad del hombre con respecto a la Palabra divina. Ahora bien, los Upanishads son la recepción, a veces abrupta, de la Palabra divina de los Sabios que habían llegado a ser por ello los portavoces del Absoluto. Mientras que, incluso si la enseñanza de la Bhagavad-Gîta se atribuye a Krishna, Encarnación plenaria del Señor (Avatar), hay en las palabras que la tradición nos lega una parte de « arreglo humano» que no podemos determinar desde un punto de vista histórico. Por lo tanto, al mismo tiempo que reconocemos el eminente valor espiritual de la Bhagavad-Gîta, debemos permanecer fieles a la perspectiva de la ortodoxia y no atribuirle de manera abusiva el estatuto de Escritura.   
Debemos sin embargo tener en cuenta una cosa: al incorporar en su canon el texto más eminente de la tradición, el Vedanta subraya el hecho que la Revelación encuentra su complemento natural en la tradición, para esclarecernos un conjunto de puntos no tratados por la Revelación. 

- Los Brahma-Sûtra.
Los Brahma-Sûtra, o « Aforismos sobre el Absoluto », son atribuidos al sabio Sri Bâdarâyana. La critica moderna fija la redacción de este texto entre 350 y 400 D.C.

Los Brama-Sûtra son igualmente llamados « Vedanta-Sûtra », puesto que estos « aforismos » se refieren a la doctrina del Vedanta. Reciben también la  denominación de « Uttara-mimansa-sûtra », porque proponen una investigación sobre los aspectos  « últimos » (uttara) del Veda, en una época en la cual el Vedanta no se había constituido como una escuela independiente y formaba parte de la escuela de la exégesis de las Escrituras (mimansa) en la cual se consideraba que existían dos clases de exégesis: la «exégesis primera» (purva-mimansa) que trataba esencialmente de los ritos y de los deberes del hombre, y la «exégesis segunda» (uttara-mimansa) que se preocupaba del « sentido segundo », o « superior », o « último » de las Escrituras. Este texto se llama también « Sariraka-sûtra », porque trata de la naturaleza del espíritu presente  en un cuerpo físico y de su destino póstumo. Y finalmente, estos aforismos son llamados igualmente « Bhikshu-sûtra », porque estaban estudiados por los que habían «renunciado al mundo».
En el estilo propio del « sûtra », es decir un estilo extremadamente conciso y elíptico, que pide un comentario escrito u oral, los Brama-Sûtra tienen manifiestamente dos objetivos:
- A). Definir los grandes posicionamientos doctrinales del Vedanta en relación con los pasajes escriturarios sobre los cuales se fundan.
- B). Criticar el posicionamiento de las otras Escuelas espirituales de la India.
El primer punto es de un interés fundamental para todos aquellos que quieren tener una perspectiva tradicionalmente auténtica del Vedanta.
El segundo punto es mucho menos interesante para el hombre moderno en busca de la Verdad. En efecto, el conjunto de los aforismos que se refieren a críticas, así como los comentarios de Sri Shankâra desarrollando estas mismas críticas, arrastran al lector en los meandros de las polémicas que existían en aquella época y que a menudo no son de interés para el lector occidental, que se sitúa fuera de este contexto. Por otra parte,  a pesar de todo el respeto que debemos para con Sri Bâdarâyana y Sri Shankâra, estas críticas no son exentas de un cierto sectarismo que sólo quiere reconocer la perspectiva única y exclusiva del Vedanta. Pensamos al contrario que el Vedanta, enseñado en el contexto de la vida moderna y aun permaneciendo firmemente anclado en todas las Verdades doctrinales así como en la aproximación «al más alto nivel» que le caracteriza, debe tomar en cuenta la validez, aun si es relativa, de las demás doctrinas, hindúes o no, y reconocer « la parte de Verdad » que detienen, incluso si es necesario situar esta « parte de Verdad » en un contexto más amplio. 
Debíamos precisar nuestra posición  a este respecto, puesto que uno de los objetivos de esta «Carta abierta» consiste en aclarar con toda sinceridad la naturaleza exacta de nuestra enseñanza. ¡Poco importa si nuestra sinceridad “echa para atrás” a algunos!
Notemos además que si comparamos el contenido de la enseñanza de una serie de Maestros hindúes contemporáneos que están transmitiendo la ortodoxia del Vedanta con el conjunto de los rechazos e intransigencias para con otras escuelas de la India que se expresan en los Brahma-Sûtras, nos damos cuenta que se han demarcado  a este respeto, y han integrado en lo que transmiten unas nociones descartadas por Sri Bâdarâyana.
Precisemos aún que los puntos sobre los cuales nos separamos de Sri Bâdarâyana están en perfecta concordancia con otros aspectos de la ortodoxia hindú y en particular con las enseñanzas de Sri Bhagavan Ramana Maharshi.
Para concluir: somos fieles a todo lo que en los Brahma-Sûtras determina los puntos fundamentales de la doctrina del Advaita, pero no seguimos a Sri Bâdarâyana en este rechazo sistemático de las otras Escuelas. No en razón de una forma de «laxismo doctrinal», sino porque pensamos que el diamante de la Realidad contiene distintas facetas y que la aprehensión de una faceta de lo Real no excluye la existencia de las demás.

- Los  Agama.
Señalemos que fuera del marco védico en el cual se sitúa el Vedanta, existe en la India otros textos a los cuales se reconoce también el valor de Escrituras reveladas (Shruti).
Es el caso en particular de las 28 Agama sobre las cuales se fundan unas escuelas sivaítas.  Agama en las cuales se expresa también una perspectiva de No-dualidad. 

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