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Aclaraciones sobre nuestro posicionamiento


Si estáis leyendo este texto, es legítimo que os preguntéis lo que nos motiva en nuestra iniciativa de enseñanza espiritual. Por consiguiente, nos parece necesario, para que una comunicación correcta pueda establecerse entre nosotros, que os expliquemos la naturaleza de nuestro propósito.  

No tenemos ningún interés personal en vuestra adherencia a la enseñanza que dispensamos; para nosotros, no sois ni un «cliente», ni un consumidor de lo espiritual. Por lo tanto, no intentamos «seduciros» o responder a vuestros deseos egóticos.

    Ni siquiera intentamos convenceros. No hay proselitismo en nuestro planteamiento. Nuestros ojos no brillan con la idea de constituir una Escuela espiritual, que los imbéciles llamarán «una secta».   
  
    No caemos en  el patetismo de una caridad que os aseverase con temblores en la voz que «es vuestro bien, o vuestra salvación que queremos». Lo que dejaría entender que somos una persona buena y honorable.

    Como cada uno está encerrado en su propia subjetividad, puede ser que «vuestro bien» no se corresponda con el nuestro.           

    Nuestro objetivo es simplemente «hacer nuestro deber», o si preferís, en lenguaje moderno, «hacer nuestro job». No como una actividad profesional, sino como la necesidad de atenernos a lo que marcan las líneas estructurales de un destino.

    Para emplear un lenguaje inesperado, diremos que: « ¡intentamos ser calvos porque somos calvos!» No hay ningún mérito en ello, ninguna «virtud» particular, puesto que no somos, como hombres, el origen de las causas que engendraron esta calvicie.

    Nuestro objetivo es responder a las necesidades espirituales de los que están interiormente listos, porque «su búsqueda» es «nuestra búsqueda», ya que hemos dejado de cultivar los conceptos de separación y de creer en la existencia de una multiplicidad de entidades. Se trata de esforzarse en responder de manera adecuada a un picazón espiritual de nuestro «Cuerpo cósmico». No tenemos otro objetivo.  

    Puesto que todo es Uno, en el campo unitario de la Realidad, no existe un individuo que deba dar las gracias a otro. Es la ignorancia metafísica (avidya) que imagina la existencia de una multiplicidad de personas.

Así, si a causa de una picazón, la mano derecha rasca el hombro izquierdo, sería perfectamente ridículo, en el cuerpo unitario del cuerpo humano, que debamos expresar un agradecimiento a la mano derecha. El rascarse es un acto natural y espontáneo, como debe serlo toda transmisión espiritual correcta, y es realmente perjudicial imaginar que la entidad “mano derecha» ofrece una ayuda compasiva a la entidad «mano izquierda». Tal agradecimiento no sería nada más que la expresión de los delirios separadores de la mente.

Ocurre lo mismo en lo que concierne a la espiritualidad. Es desacertado pretender  buscar la No-Dualidad y cultivar al mismo tiempo el sentimiento de Dualidad al dar las gracias. Tenéis un picor que se llama “búsqueda espiritual», la mano de la transmisión alivia esta sensación desagradable. Eso es todo.

    El que siente el picor y el que rasca es el mismo.  
    Dejad caer las imaginaciones egóticas.

   Por otra parte, y eso os explicará quizá nuestra indiferencia para con los que no tienen las «aptitudes requeridas», no tenemos la idea absurda de rascar vigorosamente una parte del cuerpo que no siente ningún picor, o que sufre de una purulencia que el contacto de la mano podría infectar.   

En conclusión, porque este discurso empieza a prolongarse de manera indebida:           
   
    Si no estáis de acuerdo con nosotros: «seguid vuestro camino», no tenemos tiempo que perder con vuestro pequeño caso particular. El universo está lleno de «buscadores de la Verdad», que son otras tantas partes de nuestra identidad global, que poseen el ardor, la sinceridad y el desapego egótico requerido. Sois vosotros los que debéis aprovechar la oportunidad que se os presenta. Nuestro papel no consiste en empujaros por los senderos de vuestro destino.     

    Si vuestro fruto no está maduro, no creemos que, tirando de la rama, vayamos a favorecer su maduración. Sois vosotros quienes debéis  dar prueba de vuestra capacidad y haceros dignos de recibir una iniciación tradicional.    

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